lunes, 3 de septiembre de 2007

Perlesvaus o El Alto Libro del Grial

Mientras soñaba, pensó que se dirigiría hasta la capilla, pues imaginó que el rey habría entrado allí a rezar. Se dirigió hacia aquella parte y desmontó. Ató su rocín y entró en la capilla. No vio a nadie; ni en un lado ni en otro, excepto a un caballero que yacía en el centro de la capilla sobre una litera y estaba cubierto con una rica tela de seda y a su alrededor había cuatro candelas ardientes en cuatro candelabros de oro. Mucho le maravilló al doncel que hubieran abandonado así a aquel cuerpo, pues no había nadie con él más que las imágenes. Y mucho más le maravilló no encontrar al rey, pues ya no sabía dónde buscarle. Saca una de las candelas, coge el candelabro de oro y se lo mete entre las calzas y el muslo. Sale de la capilla y monta en su rocín. Se marcha, atraviesa el cementerio y sale fuera de la landa para penetrar en el bosque. Y pensó que no se detendría hasta que hubiera encontrado al rey.
En cuanto entró en su camino vio a un hombre negro y horrible que se le acercaba, y era más grande a pie de lo que él lo era a caballo y le pareció que llevaba en la mano un gran cuchillo punzante de dos filos. El doncel se aproxima a él a una gran velocidad y le pregunta:
—Vos que venís por aquí, ¿habéis encontrado en este bosque al rey Artús?
—No, pero os he encontrado a vos y eso me alegra mucho, pues salisteis de la capilla como ladrón y traidor. Os habéis llevado de mala manera el candelabro de oro con el que era honrado el caballero que yace muerto en la capilla. Quiero que me lo entreguéis y lo volveré a llevar allí, o, de otro modo, os desafío.
—A fe mía, no os lo pienso devolver. Me lo llevaré y se lo regalaré al rey Artús.
—Os aseguro que lo pagaréis muy caro si no me lo devolvéis ahora mismo.
Y el doncel pica espuelas creyendo que le va a vencer. Pero el otro se le adelanta, le hiere con el cuchillo en el costado y se lo mete en el cuerpo hasta el mango. El doncel, que yacía en la sala de Carduel, se despierta del sueño y lanza un grito:
—¡Santa María! ¡El sacerdote! ¡Ayudadme, ayudadme, muero!
El rey, la reina y el chamberlán oyeron el grito. Se levantaron y dijeron al rey:
—Señor, ya podéis partir. Ha amanecido.
El rey ordena que le visten y calcen. Y aquél grita con todas sus fuerzas.
—¡Traedme un sacerdote, muero!
El rey se dirige rápidamente hacia allí y la reina y el chamberlán le acompañan con gran cantidad de antorchas. El rey le pregunta qué le ocurre y él le explica lo que ha soñado.
—¡Ah!—exclama el rey—, ¿era sólo un sueño?
—Sí, señor—le responde—. Pero se ha hecho terriblemente verdad.
Alza el brazo izquierdo y continúa diciendo:
—Señor, mirad esto. Ved el cuchillo que me atraviesa el cuerpo hasta el mango.
Luego introduce la mano en sus calzones donde estaba el candelabro de oro. Lo saca y se lo muestra al rey.
—Señor, por este candelabro estoy mortalmente herido. Os lo regalo.
El rey coge el candelabro y lo contempla maravillado, pues nunca había visto uno tan precioso. El rey se lo enseña a la reina.
—Señor—dice el doncel—, no me saquéis el cuchillo del cuerpo hasta que me haya confesado.
(Traducción Victoria Cirlot)

2 comentarios:

peregrina dijo...

"El Alto Libro del Graal o Perlesvaus"
"El alto libro del Graal comienza en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Estas tres personas son una sustancia y esa sustancia es Dios y de Dios procede el alto cuento del Graal."
Excelente, cuando hallo este tipo de escritos creo que el mundo blog, tiene cosas buenas. lo importante es dar con ellas.

Camilo Hoyos G. dijo...

Es este uno de los encantos que tiene Perlesvaus: lograr atar los cabos sueltos del mundo blog.
Gracias.