martes, 28 de agosto de 2007

Ciorán, "Breviario de los vencidos"


El tedio parisiense, meridional y balcánico…El tiempo enmohecido sobre las casa, sobre las fachadas que la historia ha salpicado de hollín… Venecia es reconfortante comparada con la cautivadora desesperanza de las calles disolventes de París. Paso por ellas y todas las congojas que provocan las vacilaciones de la fortuna se me antojan sutiles vaivenes, timbres de gloria que me hacen ir codo a codo con la ciudad cansada. ¿En qué creer aquí? ¿En los hombres? Pero si ellos fueron. ¿En los ideales? Después de tantos, implicaría carecer de estilo. Reposo, entonces, en las fatigas de Francia y me elevo hasta el prestigioso hastío de su corazón. (...) Cuando tarde ya, purificado de suspiros nocturnos, das vueltas y más vueltas sin esperanzas y sin desilusiones alrededor de la iglesia de Saint-Severin, de Saint-Etienne-du-Mont o te pasas las horas en la plaza de Saint-Sulpice, esperando una mañana que no deseas, la ciudad despoblada se eleva contigo hacia las inmensas inutilidades del silencio. ¿Sabrás tú hasta dónde la hiedra que flota diseminada allí donde el Sena refleja Notre-Dame, se ha reflejado en ti? A menudo he descendido con ella en el ahogar virtual de sus sinuosidades melancólicas. (...) ¡Maldito rincón del mundo, tu infamia hace reír al tiempo con una mueca burlona y tu desdicha no ha enternecido a ningún corazón delicado deseoso de fúnebres encantos! Visto desde los Balcanes, el universo es un arrabal por el que callejean mujerzuelas sifilíticas y zíngaros asesinos.


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