-Todos los buenos latinoamericanos vienen a morir a París.
Quizás tenía razón. Quizás París era el punto exacto del equilibrio moral, sexual e intelectual entre los dos mundos que nos desgarraron: el germánico y el mediterráneo, el norte y el sur, el anglosajón y el latino. (...) Estás en París, la noche del 31 de diciembre de 1999. Pasaste un día frente al monumento a Jacques Monod, cercano a la estatua de Balzac por Rodin, en el Boulevard Raspail. El azar, capturado por la invariabilidad, se convierte en necesidad. Pero el azar solo, y sólo el azar, es la fuente de toda creación. El azar puro, libertad absoluta pero ciega, es la raíz misma del prodigioso edificio de la evolución. Sin la intervención de este azar creador, todo y todos estaríamos petrificados, conservados como duraznos en lata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario