When he thought of her, it rather amazed him, that he had let that girl with her violin go. Now, of course, he saw that her self-effacing proposal was quite irrelevant. All she had needed was the certainty of his love, and his reassurance that there was no hurry when a lifetime lay ahead of them. Love and patience — if only he had had them both at once — would surely have seen them both through. And then what unborn children might have had their changes, what young girl with an Alice band might have become his loved familiar? This is how the entire course of a life can be changed —by doing nothing. On Chesil Beach he could have called out to Florence , he could have gone after her. He did not know, or would not have cared to know, that as she ran away from him, certain in her distress that she was about to lose him, she had never loved him more, or more hopelessly, and that the sound of his voice would have been a deliverance, and she would have turned back. Instead, he stood in cold and righteous silence in the summer's dusk, watching her hurry along the shore, the sound of her difficult progress lost to the breaking of small waves, until she was a blurred, receding point against the immense straight road of shingle gleaming in the pallid light.”
viernes, 15 de agosto de 2008
Ian McEwan, "On Chesil Beach"
When he thought of her, it rather amazed him, that he had let that girl with her violin go. Now, of course, he saw that her self-effacing proposal was quite irrelevant. All she had needed was the certainty of his love, and his reassurance that there was no hurry when a lifetime lay ahead of them. Love and patience — if only he had had them both at once — would surely have seen them both through. And then what unborn children might have had their changes, what young girl with an Alice band might have become his loved familiar? This is how the entire course of a life can be changed —by doing nothing. On Chesil Beach he could have called out to Florence , he could have gone after her. He did not know, or would not have cared to know, that as she ran away from him, certain in her distress that she was about to lose him, she had never loved him more, or more hopelessly, and that the sound of his voice would have been a deliverance, and she would have turned back. Instead, he stood in cold and righteous silence in the summer's dusk, watching her hurry along the shore, the sound of her difficult progress lost to the breaking of small waves, until she was a blurred, receding point against the immense straight road of shingle gleaming in the pallid light.”
miércoles, 30 de julio de 2008
Nick Hornby, "High Fidelity"
miércoles, 5 de marzo de 2008
jueves, 28 de febrero de 2008
Todorov, La littérature en péril (II)
martes, 19 de febrero de 2008
Todorov, "La littérature en péril"
lunes, 11 de febrero de 2008
Breton, "Secretos del arte mágico del surrealismo"
Composición surrealista escrita, o primer y último chorro
Ordenad que os traigan recado de escribir, después de haberos situado en un lugar que sea lo más propicio posible a la concentración de vuestro espíritu, al repliegue de vuestro espíritu sobre sí mismo. Entrad en el estado más pasivo, o receptivo, de que seáis capaces. Prescindid de vuestro genio, de vuestro talento, y del genio y el talento de los demás. Decíos hasta empaparos de ello que la literatura es uno de los más tristes caminos que llevan a todas partes. Escribid deprisa, sin tema preconcebido, escribid lo suficientemente deprisa para no poder refrenaros, y para no tener la tentación de leer lo escrito. La primera frase se os ocurrirá por sí misma, y que en cada segundo que pasa hay una frase, extraña a nuestro pensamiento consciente, que desea exteriorizarse. Resulta muy difícil pronunciarse con respecto a la frase inmediatamente siguiente; esta frase participa, sin duda, de nuestra actividad consciente y de la otra, al mismo tiempo, si es que reconocemos que el hecho de haber escrito la primera produce un mínimo de percepción. Pero eso, poco ha de importaros; ahí es donde radica, en su mayor parte, el interés del juego surrealista. No cabe la menor duda de que la puntuación siempre se opone a la continuidad absoluta del fluir de que estamos hablando, pese a que parece tan necesaria como la distribución de los nudos en una cuerda vibrante. Seguid escribiendo cuanto queráis. Confiad en la naturaleza inagotable del murmullo. Si el silencio amenaza, debido a que habéis cometido una falta, falta que podemos llamar “falta de inatención”, interrumpid sin la menor vacilación la frase demasiado clara. A continuación de la palabra que os parezca de origen sospechoso poned una letra cualquiera, le letra l, por ejemplo siempre la l, y al imponer esta inicial a la palabra siguiente conseguiréis que de nuevo vuelva a imperar la arbitrariedad.
lunes, 17 de diciembre de 2007
Breton, "La confesión desdeñosa"
miércoles, 14 de noviembre de 2007
"Aurelia", Gérard de Nerval
—¡Oh, no huyas!—exclamé—... ¡Porque la naturaleza muere contigo!
Y diciendo estas palabras, me iba abriendo paso penosamente entre las zarzas, intentando atrapar la sombra dilatada que se me escapaba. Tropecé empero con un jirón de muro derruido bajo el que yacía un busto de mujer. Al levantarlo tuve la certeza de que era el suyo... Reconocí los rasgos adorados y, al girar los ojos a mi alrededor, vi que el jardín había tomado el aspecto de un cementerio. Y unas voces repetían:
—¡El universo está sumido en las tinieblas!
martes, 6 de noviembre de 2007
"Poétique de ville", Pierre Sansot
C’était enfin une arrivée qui pouvait être anonyme. Nous entendons bien que la plupart des voyageurs étaient attendus par des amis ou par des parents mais nous voulons dire que l’arrivant se sentait un voyageur parmi les autres. Il assumait cette qualité en descendant du train avec tous les autres hommes qui étaient des voyageurs, cernés, concernés par toute cette foule inconnue qui l’assaillait. Quant à l’homme que personne n’accompagnait, il jouissait d’une solitude dont il bénéficierait pendant son exploration de la ville. Ses pas, son visage, ses mains seront, dans la ville ceux d’un voyageur et non point ceux d’un homme qui promène tout simplement. Tant qu’il continuera à parcourir la ville avec sa petite valise à la main, il demeurera le voyageur disponible pour qui tout est possible. Le drame c’est qu’il faut l’abandonner, à un certain moment, et redevenir un homme comme les autres. Certains êtres hors du commun la conservent plus longuement, la transportent d’hôtel en hôtel. Elle devient l’objet essentiel devant lequel s’effacent le lit, la salle de restaurant, les rues. Elle se donne comme l’équivalent antithétique de l’armoire monumentale de la demeure paysanne.
lunes, 29 de octubre de 2007
Cervantes, "Don Quijote"
-Mire vuestra merced bien lo que dice, y mejor lo que hace -dijo Sancho-, que no querría que fuesen otros batanes que nos acabasen de abatanar y aporrear el sentido.
-¡Válate el diablo por hombre! -replicó don Quijote-. ¿Qué va de yelmo a batanes? -No sé nada -respondió Sancho-; mas, a fe que si yo pudiera hablar tanto como solía, que quizá diera tales razones que vuestra merced viera que se engañaba en lo que dice.
-¿Cómo me puedo engañar en lo que digo, traidor escrupuloso? -dijo don Quijote-. Dime, ¿no ves aquel caballero que hacia nosotros viene, sobre un caballo rucio rodado, que trae puesto en la cabeza un yelmo de oro? -Lo que yo veo y columbro -respondió Sancho- no es sino un hombre sobre un asno pardo, como el mío, que trae sobre la cabeza una cosa que relumbra.
-Pues ése es el yelmo de Mambrino -dijo don Quijote-. Apártate a una parte y déjame con él a solas: verás cuán sin hablar palabra, por ahorrar del tiempo, concluyo esta aventura y queda por mío el yelmo que tanto he deseado.
-Yo me tengo en cuidado el apartarme -replicó Sancho-, mas quiera Dios, torno a decir, que orégano sea, y no batanes.
-Ya os he dicho, hermano, que no me mentéis, ni por pienso, más eso de los batanes -dijo don Quijote-; que voto..., y no digo más, que os batanee el alma.
Calló Sancho, con temor que su amo no cumpliese el voto que le había echado, redondo como una bola.
jueves, 11 de octubre de 2007
José Asunción Silva, "De sobremesa"
jueves, 4 de octubre de 2007
Edith Stein, "Ciencia de la cruz"
viernes, 21 de septiembre de 2007
Balzac, "Illusions Perdues"
miércoles, 19 de septiembre de 2007
Julio ramón Ribeyro, "Prosas apátridas" (II)
lunes, 17 de septiembre de 2007
Perlesvaus o El Alto Libro del Graal (II)
jueves, 13 de septiembre de 2007
James Joyce, "Ulysses"
Jean Baudrillard, "Las estrategias fatales"
lunes, 3 de septiembre de 2007
Perlesvaus o El Alto Libro del Grial
El rey, la reina y el chamberlán oyeron el grito. Se levantaron y dijeron al rey:
—Señor, ya podéis partir. Ha amanecido.
El rey ordena que le visten y calcen. Y aquél grita con todas sus fuerzas.
—¡Traedme un sacerdote, muero!
—Sí, señor—le responde—. Pero se ha hecho terriblemente verdad.
Alza el brazo izquierdo y continúa diciendo:
—Señor, mirad esto. Ved el cuchillo que me atraviesa el cuerpo hasta el mango.
(Traducción Victoria Cirlot)
martes, 28 de agosto de 2007
Ciorán, "Breviario de los vencidos"
jueves, 23 de agosto de 2007
'El otro mes me nivelo', Julio Ramón Ribeyro
lunes, 20 de agosto de 2007
Alejo Carpentier, "La consagración de la primavera"
miércoles, 15 de agosto de 2007
Carlos Fuentes, "Terra Nostra" [II]
Y Dios lloró, diciendo: